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¡Albricias y jolgorio!
Por fin la encina brota en su debido momento. Al final, ha sido en
abril, igual que sus hermanas silvestres, mostrando así, síntomas de
recuperación y establecimiento.
Queda constatado que ante la falta de psicólogos para vegetales,
en situaciones de estrés, las plantas reaccionan debilitándose, y esto es lo
que nos ha pasado con este árbol.
El primer año, fue rescatado de entre los escombros de una obra
sin apenas raíz. Pese a ser un momento del año óptimo para recuperaciones, hay
que tener presente que estuvo al aire no se sabe cuanto y se cortó el tocón. El
trauma para el árbol fue casi tan extremo, como el disgusto que se llevo al ver
acercarse aquella retroexcavadora con ese fuerte taca-taca-taca del ruido del
motor y una masa de humo negro propia de alquimias, magos y brujería, y se
tradujo en una brotación tardía.
El año siguiente, en aras de dar una primera pincelada orientada
hacia su diseño, se cortaron las ramas que sobraban, salvo las más bajas,
conservadas con la intención de contribuir a la generación de raíces, y las que
se mantuvieron para el futuro proyecto, se alambraron para bajarlas. Esto,
sumado a que hubo que hacer un “semi” trasplante de urgencia por un desafortunado
accidente con su maceta anterior, debilitaron nuevamente la planta y respondió
igualmente retrasando la brotación hasta el verano. Con semejante meneo, no me
extrañaría que el árbol piense que era yo quien conducía la excavadora aquel
fatídico día del desahucio.
-Huy, ¿Y cuándo fue ese trasplante y por qué no lo habías
comentado?-que se preguntará el amigo lector.
Sencillamente se me olvidó mencionarlo en la entrada anterior,
pero en las fotos se aprecia ese cambio de maceta. Fue a finales de 2010.
-¿Y a que se debió ese cambio?- que se preguntará el mas cotilla.
Es una larga historia que se resume con tres palabras: Reformas,
martillo, maceta.
-¿Y por qué dices “semi” trasplante?-que preguntará el que no sabe
que ya se ha pasado el turno de preguntas.
Porque realmente no desmoroné el sustrato que se quedo en las
raíces (o en el lugar donde debería haberlas) y me apresuré a meterlo en la
nueva maceta.
Sin embargo, en el año 2011, aunque haya brotado tarde, el árbol
ha crecido a su aire. Se le ha abonado bien, recibiendo grandes banquetes,
aliñados en ocasiones con ricos enraizantes, teniendo presente también su
bienestar sanitario, recibiendo sus periódicas revisiones y vacunas antivirus y
otros bichejos. Finalmente en invierno, se ha limitado a posicionar ramas sin
alambrarlas ni darlas grandes torsiones, mostrándole el cariño no habido hasta
el momento entre los dos, salvo en las puntas de las ramas, orientadas hacia la
vertical de manera que ganen fuerza para su futura brotación.
Aparentemente, el quercus empieza a cambiar su imagen para conmigo.
Los roces presumiblemente casuales entre sus ramas y mis brazos que hasta
entonces me producían pequeñas heridas o raspaduras, se han convertido ahora en
amigables caricias y cosquilleos. Y por fin ha pasado de verme como el
excavadorista que arrasó el poblado quercus a tenerme por el socorrista que le
rescató de entre los escombros de lo que fue, para los jabalíes mas ancianos del
lugar, el principio del fin del mundo, llevado a cabo, según la leyenda
jabalí, por el monstruo del gran brazo amarillo, enviado por los dioses
omniscentes y todopoderosos, de traje, corbata, maletín y puro en boca, enojados por algún asunto, dice la fábula,
del estallido de una gran bola de dimensiones del big bang, a la que llamaron, segun esa leyenda: burbuja inmobiliaria.
El caso es que con este aporte de cariño, buena alimentación,
buena salud y libre crecimiento, el árbol ha recobrado fuerzas para volver a su ciclo normal de
crecimiento borrando de su memoria las trajedias de su oscuro pasado.
Y así, entró a principios de abril hinchando yemas
Para a los 15 días comenzar a estirar los brotes enérgicamente.
Y entrar en mayo con la brotación avanzada pero llamativa con ese
color verde claro de unas hojas aun suaves y tiernas.
Y por ahora, como ya dijimos, el árbol seguirá desmelenándose con
la idea de que engorde ramas y eche raíces, al fin y al cabo, si Sansón perdió
su fuerza con un corte de pelo, ¿No creéis que aquí pasaría lo mismo?
Todos sabemos la importancia de un buen cepellón así que de momento lejos de Dalila, digo... de la podadora. Además, en los quercus, existe la pega de que su crecimiento radial es relativamente lento. Tanto como yo escribiendo entradas en el blog, que la última fue… uff… ni me acuerdo… ¿Hace 21 días ya? ¡Como pasa el tiempo!
Todos sabemos la importancia de un buen cepellón así que de momento lejos de Dalila, digo... de la podadora. Además, en los quercus, existe la pega de que su crecimiento radial es relativamente lento. Tanto como yo escribiendo entradas en el blog, que la última fue… uff… ni me acuerdo… ¿Hace 21 días ya? ¡Como pasa el tiempo!
Sed buenos... todo el tiempo.
ITXE
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