A decir verdad, no es el estilo que mas llama mi atención éste
del enraizado sobre roca. Sin embargo en mi colección de bonsái, no tenía nada semejante,
así que decidí empezar a formar uno desde un plantón de dos años que tenía por ahí
muerto de risa.
-¿Plantón de dos años? ¿No es algo finito para enraizarlo
sobre roca? -Se preguntará el amigo lector extrañado, hasta que procese bien lo
que ha leído en el párrafo anterior y más extrañado aún y con algo de retintín haga
la pregunta de:
-¿Colección de bonsái? ¿Tú?- acompañado de una risa
picaresca…
Está bien, está bien… llamémosle “colección de palos, ramas
y mondadientes”, ¡Pero es cierto que ninguno lo tengo sentado encima de un
pedrolo!
En cuanto a si es joven un plantón de dos años para un
enraizado, sí, es cierto, puede que sea joven. Joven y finito, pero no finito
de que tenga fin, que espero que también lo tenga, siempre y cuando la acepción
fin se atribuya a concluir su diseño y no a agotar su existencia, sino finito
de fino, estrecho, escuálido, canijo. Pero no es menos cierto que por esa razón
las raíces se agarrarán más creíblemente a la roca, es decir, pienso que agarrarán
más a la piedra, armonizando perfectamente el conjunto, y tomando exactamente
la forma del mineral en cuestión.
-Ya claro, ¿Y de cuántos lustros de trabajo estamos
hablando?-preguntará el incrédulo lector.
No hay duda, serán muchos años, pero así es nuestra afición.
Si quieres algo rápido mejor opción sería comprarse un Ferrari y quemar ruedas
en el Circuito de Jerez con “la caló” masacrándote el cogote. En cualquier caso
me he decido por un plantón de buergenairum, que tiene crecimientos bestiales
anualmente, visto sea desde la óptica ajena, porque en mí no los he
experimentado así, motivo que me empuja a pensar que algo estoy haciendo mal.
Ya el año pasado hice una primera intentona frustrada de
enraizado sobre roca con un arce capillipes, aprovechando que el año anterior
me germinaron un montón de ellos. El plantón al llegar julio, hizo lo mismo que
mucha gente en la llamada “operación bikini”, que es llegar secos al verano. Éste
también llegó secó, literalmente.
Lejos de desistir y empeñado por mi cabezonería genética, este
año me he propuesto volver a intentarlo. El afortunado (o no) es este pequeño
arce buergenarium que nació de semilla en 2009.
Su crecimiento, el primer año fue bastante lento, demasiado
diría yo para este tipo de arce. Vaya usted a saber lo que le pasa, él es un recién
nacido y yo, para él, un pediatra en prácticas. El caso es que llego así de retaco al otoño de 2010:
El año siguiente lo pasé a una maceta mayor y parece que creció
algo más, pero lejos también de lo que estos arces nos tienen acostumbrados. imagen de otoño de 2011 Yo
creo que algo se olía…
Y esta primavera, muy a su pesar, decidí enraizarlo sobre
roca, esperando que adquiera ese vigor característico de esta variedad.
-¿Y que tipo de piedra has utilizado?-se preguntará ese ser
extraterrestre, que tiene conexión a internet y está inútilmente aprendiendo la
disciplina del bonsái porque en su planeta no hay vegetales, ni probablemente
este tipo de piedra.
Pues bien, en este caso he utilizado piedra caliza. ¿Motivo?
Comodidad. Es lo que más fácil tenía para encontrar, y a pesar de no ser de las
más duras, he observado resultados muy buenos en varios de nuestros anónimos
compañeros.
Esta es la piedra seleccionada. Nada del otro mundo, cosa
que dará fe nuestro amigo marciano de antes, pero para el proyecto que tenemos en
mente servirá.
¿Y esa combinación Arce buergenarium y piedra caliza es
buena?
Lo cierto es que lo he visto en muchas exposiciones y todo
apunta a que sí puede serlo. Sin embargo, parece que hay detractores, que se
basan en, como hemos dicho anteriormente, que la piedra caliza puede partirse
por no ser tan dura como otras, cosa que unida al vigor de la variedad de arce,
que crea sistemas radiculares brutales, presionan aún mas esa roca con el
correspondiente riesgo a partirse y desmoronar el conjunto.
Aún con esa incertidumbre, y en vista de resultados de otros
compis, me inclino a utilizar ambos componentes.
Como podéis ver, la roca tenía las costras típicas de una
piedra tirada en el fango bajo las duras inclemencias del tiempo.
Ante tan
antiestética imagen, me lie la manta a la cabeza, para secarme el pelo, pues
acababa de salir de la ducha, y una vez vestido decidí darle un baño de
salfumán como si de un suiseki se tratara.
No lo mantuve mucho tiempo baja la acción del ácido, evidentemente
no pretendemos darle un acabado liso ni mucho menos, pero la mejoría en la
limpieza era evidente. Como se puede ver en la foto anterior donde se muestra la roca completa
Limpia la piedra, procedo a adosarla el árbol.
¿Cómo se procede?
Buena pregunta lanzada también desde el espacio estelar. Tan
buena que es lo mismo que yo me pregunto, amigo sideral. El objetivo es
aprisionar las raíces contra la roca, que ésta se mantenga húmeda y de esta
manera se vayan soldando a los poros de la piedra aferrándose a ella y formando
parte de un conjunto armonizado y no un pegote.
Yo lo he hecho de la siguiente manera, que ignoro si esta
bien o mal, pues aun está a prueba de resultados.
Primero solté el cepellón de la plantita.
En función de lo encontrado, evalué que recorrido de raíz marcar
sobre la piedra.
A continuación humedezco la roca y se fijan las raíces del árbol.
-¿Y cómo puedo fijar las raíces del árbol a nuestra
roca?-Pregunta extrañado nuestro amigo verde, de orejas de trompeta, antenas, y
9 largos brazos alrededor de todo su cuerpo... huy, no, 8 brazos… lo otro era…
en fin... digamos que 9 extremidades.
Pues difícil gesta cuando no lo has hecho nunca, señor de
los cosmos. Procedimientos existen muchos, hay quien utiliza un tipo de cola
para adherirlo, hay quien utiliza medias, lo he visto con vendas, alambres,
cuerdas, rafia, ¡incluso tornillos!
Yo he probado varios de ellos, y realmente me ha costado un ojo
de la cara y parte del otro sujetarlo. Con tres cuartos de visión menos a causa
de esa pérdida comprenderéis que mis trabajos tengan poca vista.
En mi caso, he considerado que lo importante es sujetarlo
hasta el momento en el que se cubre con el sustrato. Una vez tapado, la misma
tierra ejercerá la presión suficiente, como ocurre en la propia naturaleza. No
se si es correcto o no. El tiempo nos dará la respuesta.
Tras probar con rafia y después de varias torsiones de
alambre, conseguí sujetarlo, y reforzarlo posteriormente con unos aros cortados
de medias. Posteriormente lo introduje en una maceta a la que previamente se
rellenó el fondo con arena de río para que hiciera las veces de drenaje.
Antes de cubrir el resto de la maceta, forré piedra y raíces
con una capa de fibra de coco con la idea de que mantenga humedad y prolifere
la creación de raíces. Hecho esto terminé de rellenar el sustrato con una
mezcla de arena de río, perlita y akadama a partes iguales.
El proceso se ve en este pequeño video.
Y el resultado al que llegué fue éste
Pero no contento con ver que la punta de la piedra asomaba
en la superficie decidí subir algo más la capa de sustrato siendo este el
verdadero resultado final.
No había pasado una semana cuando la planta comenzó a
hinchar yemas y abrir las hojas,
todo parecía ir bien, hasta que…
¡¡NOOO!! ¡¿Frío a estas alturas?!
Esta primavera de 2012 empezó suave, haciendo brotar bien a
nuestros árboles. Pero al poco, hemos tenido 2 semanas seguidas de frío y
lluvia que nos han parado los árboles por completo… bueno esta bien, no
generalizo, pero a mi personalmente me ha ocurrido así. Esto sumado a que por
alguna razón, en su actual ubicación, por lo general los buergerianum me brotan
con fuerza mas bien tarde, detrás incluso que el campestre o el montpellier, hicieron
que, los brotes se volvieron negros y no llegaran a coger fuerza aquellos que
se mantuvieron verdes. Creía que lo perdía. Corta vida la de este arce. Amen.
Vale, sí, lo reconozco, quizá no todo fuera cosa del tiempo.
Una limpieza con salfumán a una roca en la que pretendes enraizar un árbol al
día siguiente no es lo más acertado. Quedan restos químicos por mucho que le des
baños de limpieza posteriores. Así que es otra posibilidad que barajo para
deducir el motivo de mi problema.
Afortunadamente, parece que en abril levantó cabeza como si
estuviera buscando a nuestro reciente amigo cósmico y con la ayuda de alguno de los
puntos de brotación que no llegó a secar a logrado seguir adelante,
encontrándose ahora mismo de esta manera
Parece que se va recuperando del susto, pero a juzgar por las
pocas hojas, y el castigo de principios de primavera, la producción de raíces
de este año va a ser muy escasa.
Seguiremos su evolución, ahora que hemos despertado el
interés del espacio estelar, esperando, que no por ello, el pobre arbolito
tenga que ver las estrellas a causa de pasarme el día en la luna.
Sed estelarmente buenos.
ITXE
Me lo he pasado genial leyendote, pero por ponerte una pega, no podias epsperar a que el planton engordara un poco?
ResponderEliminarSaludos, Loli
Hola Loli. Gracias por el comentario.
ResponderEliminarPegas mil. Aunque en este caso el objetivo era el de hacer crecer el árbol adosado en la roca de forma que sea creible y armonice perfectamente en un futuro. Para ello seleccioné una especie de crecimiento muy rápido, para intentarlo adosar y olvidarme unos años de él, y poco a poco vaya engordando, que era la idea que me planteé en ese primer intento frustrado. Al fin y al cabo, si tiene que crecer y engordar de todas formas, ¿Por qué no hacerlo directamente unido? Lo cierto es que no se si es acertao o no... como se puede ver en el texto, no tengo mucha idea de esta técnica...
Saludos, Itxe.